El motor de combustión interna no
adquirió importancia sino hasta que expiraron las patentes del alemán Otto en
1890, entrando para entonces muchos contendientes al campo de estos motores.
A pesar de que hay dudas sobre quién
merece el crédito por la creación del primero, se sabe que 6 tractores con
motores de combustión interna fueron construidos en 1889.
Estos primitivos tractores eran casi
sin excepción construidos en los bastidores que usaban los tractores de vapor,
pensando tal ves que su aceptación sería mejor si la diferencia con la
acostumbrada no era muy radical.
Igual que los tractores e vapor, eran
pesados, engorrosos … y potentes, pero poseían ventajas sobre los de vapor,
pues el combustible era fácil de manejar, no había agua que llevar, requerían
menos tiempo en el arranque y menos atención durante la operación. Generalmente
un solo hombre era capaz de manejar el gran pertrecho.
Consecuentemente, en 1913 empezaron a
aparecer en el mercado algunas máquinas comparativamente más livianas y que
diferían grandemente entre sí en construcción y apariencia. La mayoría tenía
motores de 2 o 4 cilindros.
En 1892 la Case Treshing Machine Co.
introdujo su primer modelo a gasolina con motor de dos cilindros opuestos.
En el mismo año John Froelick
introdujo el tractor que posteriormente dio origen a la línea John Deere.
Durante los años de 1894 – 96 el
inventor alemán Otto construyó y vendió 15 tractores de gasolina en E.U.
Los tractores con motor de “petróleo”
se empezaron a construir en Gran Bretaña en 1897.
Hart-Parr Co. Construía tractores con
motores de dos ciclos y baja velocidad, de esta empresa nació Oliver Co.
En 1904 el primer tractor de gasolina
de carriles con bloques de madera fue producido en los E.U. dando lugar al
nacimiento en 1906 de la industria de los tractores en gran escala en la que
once compañías iniciaron la producción casi simultáneamente.
Ya por 1915 había para la agricultura
una sorprendente variedad de tipos, modelos y tamaños de tractores que iban
desde el gigantesco de 4 ruedas con motor de uno o dos cilindros hasta
aditamentos para convertir en tractor un automóvil.
Ninguna máquina se parecía a otra, no
había dos máquinas iguales, algunas tenían dos ruedas, una 3 y otras 4. Unas se
accionaban por las ruedas delanteras y otras por las de atrás.
Cerca de 1910 los fabricantes
pusieron su atención en las posibilidades de tractores de gasolina menos
pesados para llenar la demanda de este tipo de unidades que se avecinaba de
parte de los pequeños agricultores.
Había tractores con los arados bajo
el bastidor mientras otros se halaban de la manera usual.
La competencia empezó a ser muy
marcada y grandes sumas de dinero se gastaron en demostraciones públicas.
Muchos de estos fenómenos se
vendieron, algunos mostraron mayor o menor éxito, mientras que otros no daban
resultados satisfactorios y tendían a destruir la fe de sus dueños en el futuro
del tractor.
La verdad es que algunos de estos
primitivos tractores ligeros eran de diseño descabellado y débiles en
construcción, pero otros eran buenos y muchas de sus fallas en manos de los
agricultores pueden atribuirse a la falta de conocimiento en su cuidado y
operación.
La fase de los tractores extraños fue
corta. Ya por 1917 había desaparecido muchas marcas y los fabricantes más
listos observaban ciertos fundamentos en el diseño de tractores que debían ser
apreciados.
La primera demostración pública para
comparar tractores con motores de gasolina y tractores con motores de vapor
tuvo lugar en Winniping en 1899, pruebas que se continuaron hasta 1921 en que
se suspendieron.
En 1911 en Ottawa, Nebraska, se
organizó una prueba como exhibición y no como competencia entre máquinas.
Pronto, sin embargo, se hizo notar la
necesidad de implantar pruebas para aquilatar el comportamiento de estas
máquinas, pruebas que se iniciaron desde 1908 en forma de competencias.
Se regulaba el peso de las máquinas
contendientes, se asignaban categorías y se hacían pruebas de tracción en la
barra de tiro, consumo de combustible, consumo de agua de enfriamiento (lo que
descartó el uso de tolvas de agua o sistemas abiertos) pruebas de dinamómetro,
de velocidad, etc. que permitían a los usuarios evaluar las características y
especificaciones que publicaba el fabricante comparados con la verdad.
Se legisló al respecto y se
normalizaron las reglas del juego en 1919, siendo las más conocidas las
“pruebas de Nebraska” que se convirtieron en la norma de evaluación, primero en
los E.U. y después en otros países.
Entre 1910 y 1920 un considerable número
de firmas entró al campo del negocio de tractores con motores de combustión
interna y se desarrollaron rápidamente, comprando la mayoría de las partes a
los proveedores de componentes a fabricantes de automóviles y ensamblándolas a
sus tractores. La quiebra de muchas de estas compañías indicaba una esencial
diferencia entre las características de los automóviles y los tractores.
Nombres que nos son familiares como
Jl Case nacieron en 1890.
John Deere, Ford, Allis Chalmers
1890, Best 1889 y Holt 1906 quienes dieron vida a Caterpillar, Case – Huber,
Marion y Mineapolis, en 1908. International, Fordson, Moline… que hacían
tractores duraderos, relativamente confiables y de un tamaño adecuado a su
propósito.
… y otro centenar más de cortas o
largas vidas que desaparecieron, cambiaron, fusionaron o crearon otros nombres.
Aunque en este resumen se menciona principalmente el desenvolvimiento de estas máquinas en los EEUU, hay que dejar asentado que también en Europa, principalmente en Inglaterra, hubo una revolución en la creación de los tractores
Por Ing. Alberto González Capetillo.